El costo de una conducción sin liderazgo y autocrítica

El Consejo Nacional de Educación es una institución clave en el sistema educativo chileno. Su tarea no solo consiste en evaluar, sino también en inspirar confianza, actuar con justicia y resguardar derechos fundamentales en el marco de sus decisiones. Por eso, lo que ocurre al interior de esta institución no puede ni debe ser considerado como un problema menor o meramente interno.

Luego de siete años de la actual administración, en los últimos meses, hemos vivido una escalada de tensiones, denuncias cruzadas y señales preocupantes de deterioro institucional. Lo más alarmante no es solo la existencia de conflictos, sino la incapacidad sistemática de la conducción actual para mirarse críticamente, asumir su parte de responsabilidad y abrir espacio a la trasformación estructural. Lejos de eso, se ha consolidado una narrativa que culpabiliza a los funcionarios, niega la existencia del conflicto, se aferra a los cargos (todos temporales) y desconoce los derechos sindicales, generando un entorno marcado por el temor, la fragmentación y el descrédito.

Se ha instalado una forma de ejercer la autoridad que no distingue entre legalidad y legitimidad. Las normas se usan como escudo, no como marco ético. Esta forma de conducción ya ha tenido consecuencias: denuncias por acoso, reclamos por prácticas antisindicales, persecución sindical, tensiones graves, declaraciones ofensivas en documentos institucionales, y una evaluación psicosocial que sitúa a la institución al borde del riesgo severo. Todo esto está documentado, y no es producto de rumores ni animadversiones personales.

Cuando una jefatura no escucha, cuando se persigue al que disiente, cuando se inicia un sumario por ejercer el cargo sindical con base en interpretaciones erróneas del Estatuto Administrativo, ya no hablamos solo de mal liderazgo. Hablamos de una institucionalidad herida.

La Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), junto a nuestra asociación, ha denunciado formalmente estas prácticas antisindicales ante las autoridades competentes (Facebook ANEF, Instagram ANEF)). Y lo ha hecho con evidencia suficiente. No se trata de interpretaciones políticas ni de conflictos personales. Se trata de hechos, procedimientos y decisiones que vulneran garantías fundamentales.

Hoy el CNED necesita algo más que documentos bien redactados: necesita una refundación ética. Necesita un nuevo liderazgo con conciencia democrática, capaces de reconocer errores, reparar confianzas y restituir la dignidad del trabajo público. La educación no puede construirse desde la arrogancia y prepotencia, ni el servicio desde la desconfianza.

Lo decimos con respeto, pero con firmeza: si no se produce un giro institucional profundo y urgente, las consecuencias no serán solo administrativas o internas. Serán políticas y reputacionales. Porque las instituciones que se cierran sobre sí mismas, terminan colapsando desde dentro.

El tiempo de los diagnósticos ya pasó. Es hora de actuar.

AFUCNED – Asociación de Funcionarios del Consejo Nacional de Educación